Juan Olmos Maldonado

Querido Juan:

Precisamente acabo de llegar de Alhama y recibimos la triste noticia. Bien sabes del aprecio y cariño que os tenemos. Nos unen desde nuestro nacimiento lazos familiares que se han visto muy superados, siendo excelentes entre nosotros, por el mutuo afecto que siempre, especialmente en estas últimas cuatro décadas, nos han unido y unirán hasta la mismísima Eternidad. Como sabes y ya lo estarás experimentando, creo y digo que la Eternidad comienza con el recuerdo del ser querido que se nos adelanta en el camino a la Otra Orilla en lo mejor de nuestro corazón.

De siempre Juan has sido un caballero, una excelente persona y, más concretamente, un hombre bueno en el más elevado sentido que lo dijo el poeta.

Y como es verdad en tantas ocasiones ese dicho de «Dios los cría y ellos se juntan», tienes una mujer que a lo largo de toda la vida ha dado ejemplo de ser igualmente excepcional como novia -que años de ilusión y amor para toda una vida-, como esposa, madre y amiga de los que hemos tenido la suerte de trataros y ser más que familia, buenos amigos.

Así Maruchi nuestro más profundo pesar para ti y vuestros hijos -dignos hijos vuestros, de tales palos, tan buenas astillas- y en estos momentos que esa fe que siempre habéis tenido os ayude como bien lo merecéis.
A ti especialmente Maruchi como a tus hijos, os decimos que tu Juan, el bueno de Juan, su padre, ni se ha ido, ni se va, se ha quedado para siempre en lo mejor de nuestros sentimientos, sobre todo en su familia que seguirá extendiéndose sin olvidarlo hasta que llegue el reencuentro. Por supuesto, en la Gloria está ya, con tantos seres queridos por él que lo han recibido con los brazos abiertos.

Todo nuestro cariño y afecto para ti, querida Maruchi y para toda la familia, comenzando por vuestros hijos.

Mari Carmen y Andrés