Matilde Morales Mijoler

Querida Matilde:
Por Esperanza, mi Esperanza desde que nació, me llega la triste noticia de tu partida hacia la Otra Orilla, donde, ante todo, sea donde sea y como sea, te has reunido con tu querido Antonio el que se enamoró de ti viniendo desde su pueblo de Huercal-Overa para hacerse un gran alhameño, mi mejor amigo en aquellos años que compartimos existencia en este mundo, así como con tus padres y hermanos de sangre y por vinculo de amor, todos queridos tanto por ti y siempre apreciados y respetados por mí, y después por nosotros cuando Mari Carmen los conoció y trato.
Las circunstancias que se han dado, han hecho que tu despedida que debiera haber sido con la participación plena de tus hijos y tantos familiares y amigos que tienes, no ha podido ser , pero tú ya sabes desde donde estás cuantos te queríamos hijos, hermana Concha María, toda una singular persona, familiares y amigos, además de no pocos conocidos de toda Alhama, Granada y otros lugares..
Como creyente practicante y excelente persona de bondad y afecto, dejas un hueco imposible de llenar, pero sabemos que estarás y te tendremos con nosotros mientras que vivamos y que, algún día, probablemente, si nos corresponde llegar hasta ese lugar de los buenos y justos, gracias a la misericordia de Nuestro Señor Creador, volveremos a compartir aquellas entrañables horas de tertulia y cordialidad mientras nos ponías la cena a nuestro querido Antonio y a un que otro amigo, entre los que siempre me encontraba yo, sin la menor queja o mala cara por la alta hora en la que llegábamos después de nuestro «itinerario alhameño de bares».
Antonio cuando yo acababa de cumplir los 16 años, llevándome dieciocho, y siendo quien era, me dio su mejor amistad que para mí fue fundamental. Creo que algo influyó en ello el corazón tan grande que tenía y pensó que de alguna forma tenía que compensarme por la perdida de mi padre a los diez años, pero es que tú igualmente me diste afecto y amistad y, así, llegamos a tratarnos como familia, con toda confianza y sabiendo unos de otros en todo momento y cada fin de semana o periodos vacacionales que volvía a Alhama, participando en toda la actividad cultural y festiva que dependía de Antonio como primer teniente-alcalde y presidente de la Comisión de Fiestas. ¡Cuánto aprendí de los dos! De él como había que hacer las cosas con fundamento y rigor, pero también ser tolerantes y saber perdonar en todo momento, de ti esto último y a querer a los tuyos, esposo, hijos, padres y familia y a todo ser humano de buena voluntad.
Fueron muchas charlas durante años y, de una u otra forma, todas las semanas y las vacaciones de verano, Navidad y Semana Santa en las que nos veíamos en ese recorrido alhameño del que he hablado antes y también en tu propia casa.
Así, cuando murió Antonio, en aquel día del Noviembre de 1980, me volví en cierto modo a sentir huérfano en variados aspectos, afectivos y culturales, aunque tus cinco excelentes hijos fueron para mí y son su llama permanente en mi sentir y ahora también tú.
Apreciada Matilde perteneces a una familia que por padres e hijos ha sido esencia de Alhama, de una Alhama que nos tocó vivir y que jamás hemos olvidado, a la que se incorporaron personas como mi inolvidable amigo y hermano tuyo por su unión con tu entrañable hermana Juanita, José Luis de Mena, quien me trajo y abrió las puertas de una maravillosa Málaga que a lo largo de toda mi vida me lo ha dado todo y mucho más de lo que merezco, pero tú con tu marido y tus hijos, has constituido otra familia digna, noble y llena de buenos sentimientos por parte de cada uno de vuestros cinco hijos: Emilio, María José, Matilde, Antonio y Esperanza.
Suelo contar la singularidad de esta familia por las fechas de los nacimientos de cada uno de ellos: Emilio, nació el día de tu onomástica y tu mueres al día siguiente de ésta; María José, nace el día del Patrón de Alhama; Matilde, nace el último día de la Feria de Septiembre, siendo Antonio presidente de la Comisión Municipal de Fiestas, como sucede con Antonio, que nace el primer día de la Feria de San Juan, cuando éstas fiestas tenían sus fechas como sagradas e inamovibles, y Esperanza, aunque no es mal santo el de ese día, San Hilario, aguantó a que pasarais la Navidad para llegar como regalo de Reyes con una semanilla de retraso.
En fin, querida Matilde, como siempre hablando se nos va el Santo al Cielo, aunque tú ya estás ahí. Pero serían tantas cosas las que volveríamos a recordar que nos faltarían muchísimo tiempo, en este caso papel, para contar y hablar de nuestra amistad y afecto. Ya le habrás comentado a Antonio, aunque lo sabrá con toda seguridad, que vuestros hijos, como por parte de ellos no podía ser de otra forma, jamás dejaron de quererlo y sentirlo, como algunos amigos, entre los que me encuentro, y a ti de reconocerte cómo cuando te quedaste sin él con tus niños y tiraste para adelante como correspondía por lo que siempre te adoraron y adoraran desde lo mejor de sus grandes corazones Pastor-Morales.
Abrazos para los dos y para todos los familiares y amigos que os encontréis por ahí, no me atrevo a mencionar a ninguno de ellos, queridos y apreciados por mi y mi familia actual y la de mis padres con mis hermanos, por temor a olvidarme de alguno, pero sí quiero recordar a uno que tenemos todos muy presente, tu sobrino Miguel Luis que el pasado 29 se han cumplido tres años de que se nos fue con la bondad que le distinguía.En fin, os recuerdo a todos vosotros, a parte de muy constantemente, cada vez que paso por la puerta de vuestra casa de la Carrera.
Mari Carmen, bien lo sabéis, os quería y quiere mucho. Su primera casa en Alhama fue la vuestra y el trato y cariño que le disteis jamás lo ha olvidado, recordando a todos, aunque un «poquillo» más a Esperanza, siempre con su ancha sonrisa y alegría contagiosa, por como la miraba y le preguntaba sobre sus cosas siendo ella una chiquilla.
Mari Carmen y Andrés

Benito, muchas gracias. Espero esteis bien.
Un abrazo.

Estamos todos muy tristes, pero sabemos que el matrimonio Pastor-Morales está junto en el Cielo, también junto a un montón de seres queridos a los que van a alegrar…
¡Cómo os echamos a todos de menos!

Nuestro más sentido pésame a toda la familia.
Un gran abrazo
María , Isidoro y familia.

Mi condolencias para toda la familia.Has sido una gran mujer.
Descansa en paz.