Francisco Javier Cortés Serrano

FRAN, te has ido muy pronto y de forma ilógica e inesperada para tu madre, hermanos, tíos, primos, amigos innumerables…, que te han querido tanto y que lo seguiremos haciendo desde la distancia que la providencia divina ha puesto entre nosotros.
Tus tíos Nico, María Luisa y tu prima Anna, desde esa distancia no te van a olvidar nunca, ni a ti, ni a tu padre y abuelos que desde el Cielo nos vais a seguir cuidando, esas cuatro estrellas y las de toda nuestra familia en general.

Fran; te he conocido poco, pero las veces que hemos estado juntos me has hecho muchísimo reír y vi que eras una persona simpática y buena, eso se te veía. La verdad que me quedé de piedra al ver que eras tú el que te fuiste tan joven y bueno. Yodo mi apoyo a tu familia, y en verdad me hubiera gustado decirte el último adiós y a causa de la lejanía no ha podido ser.
Te recordaremos hablando de ti con tu hermano etc., eso seguro.
Lo siento, y mi más sentido pésame a la familia.
No se te olvidará, aquí dejaste huella.

¿Qué difícil es consolar a una madre y hermanos, a toda una excelente familia, cuando se marcha uno de los suyos a la edad tan temprana que lo ha hecho Fran? La palabra, que dicen que todo lo puede y que la he tenido toda mi vida como instrumento, precisamente, de vida y esperanza, se queda como atrapada, inútil si se quiere, entre nuestros sentimientos y no logras expresar el sentimiento que te embarga. Y brota sin poder contenerlo.

Sinceramente, esto es lo que me sucede ahora mismo. Y es así, porque Fran, al que no conocí, al menos que yo recuerde, será siempre hijo, nieto, sobrino,… de unas personas que yo tengo como propias, ya en mi familia desde antes que naciese y que, en algunos casos, no hemos dejado de recordarnos, vernos y sentirnos, aunque el tiempo lo intentase y lo alargase en tantos momentos y años.

¿Cómo voy a olvidarme de mi buen amigo Pepe Cortés?, desde la infancia compartiendo juegos y más tarde viajando juntos de Málaga para Alhama y viceversa semana tras semana y año tras años. ¿Cómo lo voy a hacer de su madre?, amiga de juegos desde niños y vecinos de casa con casa, o de su abuela materna, sentada en las inolvidables noches del verano alhameño en la puerta del hermoso sibanco que tenía en la calle Enciso, o de mi entrañable y siempre querida amiga y vecina Chencha, su tía, y Nico, su tío y amigo de niñez y primeros años de juventud, y de tantos y tantos primeros hermanos.

Y a hora también de sus hermanos, sé bien lo que es irse un hermano en edad temprana, y todos, todos, cuando hemos sabido de la noticia hemos vuelto a reencontrarnos en el afecto hacia esta familia y personas, sin necesidad de que nadie nos convocara. Eso sí, el cariño que sentíamos por él y, sobre todo, en este caso, por su madre y hermanos, demás familiares y sus tres sobrinos, a los que adoraba.

Vaya, con la certeza de que al final, creyendo en el Creador, el tiempo y el espacio se vencen y, de alguna forma, nos veremos todos otra vez juntos. A pesar de que, no lo podemos evitar, hagamos a Dios alguna pregunta sobre el porqué de esta partida cuando todavía tenía toda una vida por delante.

Abrazos y saludos a todos, en esta hora de tristeza y esperanza.

Mari Carmen y Andrés