Ausencias

Santa Cruz del Comercio. In memoriam
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Ana Gómez Rute

Ana Gómez RuteAna Gómez Rute, de 91 años.
(18/01/1916 – 16/08/2007)
Entierro: Viernes día 17 de agosto, 11 de la mañana,
desde su domicilio en calle Caridad número 10,
a la iglesia de Santa Cruz del Comercio.

12 respuestas a “Ana Gómez Rute”

  1. Iluminada dice:

    Mamá, has pasado haciendo el bien a todos los que te han rodeado. Te recordamos con muchísimo cariño. Tu hija Iluminada

  2. José Hortolam, desde Brasil dice:

    Nunca me olvidaré de los dias que pasé junto a esta cariñosa señora… que DIOS le de el descanso eterno.
    Es el deseo de los parientes de Brasil.

  3. Iluminada dice:

    Quiero reflejar el testimonio de Juan Márquez. Recuerdo que hace algún tiempo me dijo: «Iluminada te voy a decir una cosa», usted dirá Juan. «Tu madre es una de las pocas personas que he conocido en mi vida que devuelve bien por mal. Y eso nadie me lo ha dicho, lo he visto yo con mis propios ojos». Aquel mensaje se me quedó grabado en la mente y en el corazón y doy testimonio de ello, porque durante me vida he tenido ocasión de ser testigo de esta afirmación.
    Pusimos un su lápida: «pasó haciendo el bien», por los muchos momentos que he tenido ocsión de presenciarlos.
    Con mucho cariño, tu hija Iluminada

  4. Fuensanta dice:

    Mi sincero recuerdo desde la casa de Misioneras del Divino Maestro de Madrid, donde permanecio con su hija Iluminada en sus ultimos años.
    Se la echa de menos cuando venimos a Madrid. Recuerdo con cariño la dulzura que transmitia y la acogida.
    Desde aqui, recuerdo a esta gran Señora.
    Con cariño mi sincero recuerdo. Santi

  5. Herminia Rodríguez Rodríguez dice:

    Ana, tu recuerdo me ayuda a mantener el agradecimiento al Señor por los dones con que El te ha regalado: esa serenidad, esa vivencia sencilla y profunda de la fe que te llevó a llevar con elegancia las dificultades de la vida, que no te han faltado. Me encantaba verte siempre sonriente, siempre amable, siempre atenta a cuantos te rodeaban. Ahora, ya gozando del Señor, pídele por nosotros para que vivamos la Fe y la Caridad como el Señor espera de las Misioneras del Divino Maestro. Con mucho cariño Herimina Rodríguez.

  6. Carmen Meiriño dice:

    Me alegra poder expresar aquí mi recuerdo cariñoso y mi gratitud a la señora Ana, mi profesora de ganchillo como yo la llamaba, pues me enseñó a hacer labores.
    Tengo en mi mente y en mi corazón, la imagen de a aquella señora, tan señora, serena, fina, delicada, sufrida… y un largo etc. de valores y virtudes.
    Por circunstancias especiales estuve con ella algunos meses en Madrid y con tan buena suerte, nos hacíamos compañía, conversábamos y me enseñaba a hacer ganchillo con toda paciencia y perfección. ¡Gracias señora Ana!
    Deseo que esté gozando de Dios y que algún día nos volvamos a encontrar.
    Siempre la recordaré con todo cariño, gratitud y amor.
    Carmen Meiriño

  7. Mª del Carmen Pedreira Ancochea dice:

    En tu primer aniversario: Ana Gómez Rute

    En su rostro se capta la dulzura
    de unos ojos que miran siempre al Bien
    y por eso derraman la ternura
    que irradia resplandores del Edén.

    ANA GÓMEZ: su nombre es «referente»
    de una unidad, que en su pluralidad
    para nadie resulta indiferente
    entre cuantos la cruzan al pasar…

    MORALEDA la vio como una rosa
    cuando el Señor la quizo hacer brotar
    niña dulce, obediente, cariñosa
    diligente y contenta al trabajar.

    Cual Jesús fue creciendo en toda cosa
    en virtud, en saber y en el amar,
    reflexiva, prudente y bondadosa
    ya anunciaba su PERSONALIDAD.

    Era la «mujer fuerte» que, en la Biblia
    nos ponen cual modelo que imitar:
    ni se apaga su luz, aunque es de noche,
    ni con el sol se pone a descanasar.

    Fiel cristiana, en su alma de creyente,
    hizo albergue la Snta Trinidad
    y movida por ese AMOR aridente
    supo devolver a todos BIEN por MAL.

    Su legancia entusasma y enardece;
    su sonrisa derrama amor y paz
    su semblante, de Virgen le parece
    a cuantos la pudieron contemplar.

    Su mirada revela inteligencia
    sus ojos «profundizan», al mirar…
    y parece que lee la conciencia
    de los que se le acercan para hablar.

    Sus manos, delicada, son activas
    y expertas en cualquier modalidad;
    su voluntad concluye sus trabajos
    sin temer al cansancio del obrar.

    La perfección será siempre su meta:
    no se conforma con la «medianía»
    y deshace y rehace sus labores
    hasta darle el brillar del mediodía.

    Sufre y calla, guardando su secreto
    para Aquel que la puede comprender.
    Un tejido de guisos y dolores
    fue su vida de varonil mujer.

    Ella supo de luchas y de penas,
    de alegrías, también, alguna vez
    y, por eso «lloraba con los tristes»
    y al alegre le daba el «parabien».

    Generosa con todos, nunca supo
    su mano izquierda lo que la otra dio,
    sin temores, ni alardes, sin disputas,
    ninguno de sus bienes escondió.

    Y en ese generoso «DARLO TODO»
    supo dar lo mejor a su Señor:
    la hija consagrada a su servicio,
    y entregada a los pobres por AMOR.

    También, como otros DONES de su vida
    que es FLOR que brillará en la Eternidad,
    son los hijos y nietos, que crecieron
    a la sombra de su maternidad.

    Como «brotes de olivo» dice el Salmo,
    en torno de la mesa del Señor,
    son aquellos que vienen a la vida
    como fruto de un puro y santo amor.

    Modelo de vecina solidaria,
    ejemplo de cristina caridad.
    Su temple, nunca, nunca tuvo «falla»
    pues se dio sin volverse a reclamar.

    Mucho encierra su nombre, que fue ANA,
    el nombre de «la abuela» del Señor,
    la que pide y alcanza y tiene fama
    de que nunca le niega nada a Dios.

    Por escala de «cuentas del Rosario»,
    su alma, tras la Virgen, se marchó;
    y el Cielo azul y blanco de aquel día,
    caul manto de la Virgen la envolvió.

    ANA GÓMEZ: Nos sigu tu mirada
    escrutando en los tuyos cualquier «son»…
    Estás cerca de todos, pues no hay nada
    que separe a los que e aman bien en Dios.

    Un velo, que es la Fe, muy transparente
    nos sitúa mucho más cerca de ti.
    Tu oración, que sabemos, insistente
    es hoy más eficaz que estando aquí.

    Hoy brilla una corona allá en tus sienes;
    corona con que Dios te coronó
    pues supiste dar gracias por sus bienes
    y aceptar sus designios con amor.

    (En tu Primer Aniversario, ante tu recuerdo imborrable.)
    Mª del Carmen Pedreira Ancochea, religiosa Misionera del Divino Maestro.

  8. Paulette dice:

    Ana te echo de menos como «otra hija» hermana de Ilu.
    Todo lo que se digan de ti será poca cosa, sólo Dios conocía la anchura de tu corazón, la sencillez profunda de tu alma. Me has enseñado más de lo que te imaginabas pues el menor de los hombres te parecía mejor que tú. Gracias Ana, te quiero y espero sigues a mi lado. Gracias por la familia que llevaste adelante. Gracias por haber sido cercana a mí. Te encomiendo mi mamá, al lado de quien estoy pasando el verano. Te siento a mi lado. Gracias. Paulette.

  9. Orencia dice:

    Querida Ana: Sí, te recuerdo, ¿como no?. Soy Oren, la amiga de Ilu de la infancia, de este tienpo son mis recuerdos más bonitos. Siempre estaba la casa abierta, me sentía agusto en ella, contigo, y tu sonrisa amplia y serena. Recuerdo hasta un vestido que me histes, y muchas cosas más. Gracias. Desde el cielo ruega por todos/as nosotros/as.
    Te hago feliz junto al Padre.
    Oren.

  10. Iluminad Arias Gómez dice:

    Cada vez que nos alejamos más en el tiempo, brillan más tus buenas obras, tus criterios cristianos, tu corazón de oro y tu amor a todos sin distinción. «A mí todos me han tratado bien», repetías en las ocasiones oportunas.

  11. Encarnación Velasco López dice:

    Tita, viendo tu foto me vienen a la mente recuerdos de muchos momentos vividos en tu casa.
    Tú, para todos nosotros, y especialmente para mi, has sido una persona muy especial debido al cariño que siempre nos has dado.
    En tu calle de Santa Cruz del Comercio noto tu ausencia al pasar por tu casa, sin embargo, en mi mente siempre hay y habrá un pensamiento para ti.
    Deseo y espero que mis padres y tú estéis de nuevo juntos cerca de Dios.
    Te quiero.
    Encarni.

  12. Carmen Franco dice:

    Ana; soy una amiga de la infancia de su hija Senci, tengo su recuerdo en mi corazón desde mi niñez, cuando iba a su casa me trataba como a Senci, luego me vine a Valencia y perdí el contacto, pero siempre la recordé.
    Gracias por ser tan buena persona, un beso guapa.
    Ana sé feliz eternamente, y dale un beso al Señor de mi parte, y por favor dile qe estoy muy agradecida de como me cuida. Gracias.

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